Un menú de estrategias ante la subida de costes: de subir el precio a reducir el aceite en las latas de atún
El Salón Alimentaria cerrará este jueves en Barcelona su 23ª edición marcado por las consecuencias de la guerra de Ucrania y la galopante inflación que afecta ya al sector. La industria admite que ha incrementado sus precios, si bien asume que habrá un momento en el que el consumidor empezará a reducir su cesta de la compra al no poder afrontar un montante muy por encima del de hace solo unas semanas. Uno de los principales empresarios del sector porcino en España, que pide no ser identificado, incluso se aventura a augurar que tras esta crisis de materias primas y energía solo sobrevivirán aquellas que tengan un colchón económico suficiente.
Cerca de 3.000 empresas han mostrado, desde el pasado lunes, sus novedades en el recinto de Fira de Barcelona en la Gran Vía de L’Hospitalet. Al salón han acudido también 1.400 compradores de las principales cadenas de supermercados de España y las cadenas de distribución de EE UU y América Latina. En total, se calcula que se han llevado a cabo alrededor de 1.200 reuniones de negocios. Las empresas, por lo tanto, han podido tomar la temperatura del sector. Y la fiebre ahora se debe sobre todo a elevada inflación que viven las principales economías, entre ellas España. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), esta escaló hasta el 9,8% en marzo.
Sergi Ferrer, director del equipo de ventas del departamento de Exportaciones de Chocolates Torras, mantiene que su compañía lleva años apostando por el producto de proximidad y por las energías alternativas. No ha bastado para sortear el alza de los precios: “Hay escasez de algunas materias. El aceite está carísimo y eso ha acabado por repercutir en el coste de nuestros productos. Hasta ahora llevábamos dos años sin subir los precios pero no hemos tenido otra opción que incrementarlos entre un 3% y un 5%”, explica. Hace solo unas semanas una tableta con 72% de cacao se vendía al distribuidor por 0,55 euros, mientras que ahora lo hace por 0,57 euros. “No hemos reducido el gramaje, mantenemos la calidad y el tamaño de nuestros productos porque sí tenemos claro que nunca engañaremos a los consumidores”, añade.
También Eduardo Pérez, responsable de Exportaciones de la marca de snacks y frutos secos Churruca, afirma que sufre el encarecimiento de las materias primas. Sin embargo, cree que toda la cadena se ha tensionado. “En Churruca vamos analizando semana a semana y vamos corrigiéndonos porque ha llegado un momento en el que no podemos asumir todos los costes. Con los cereales estamos sufriendo una especulación feroz. Nuestro maíz es nacional pero es que con la guerra de Ucrania se ha disparado su precio”, lamenta. “Otra de las injusticias son los sobrecostes de las navieras. Enviar un contenedor a Nueva York costaba hace unos meses 2.000 euros y ahora vale 15.000. Yo ya he avisado a mis clientes de allí de ese sobrecoste y si quieren Churruca tendrán que pagarlo ellos”, advierte.